Los defensas son una Mina para Colombia





Desde que asumió José Néstor Pékerman los goles de los defensas, han sido una bendición en torneos de selecciones. La estadística muestra que desde el debut del Mundial de Brasil 2014, Colombia ha gritado victorias desde el aporte de la retaguardia. El primer gol de Pablo Armero  abrió el camino en Brasil. Jeison Murillo en la Copa América de Chile en 2015 En el estreno de la Copa América de Estados Unidos en 2016 fue Cristian Zapata. Y el Mundial de Rusia, aunque no hubo estreno con el grito de un zaguero, ha mostrado que ante el sufrimiento para encontrar juego de combinación, la estrategia con el pie de seda de Quintero y la cabeza de Yerry Mina, la selección está en octavos de final.

La generación, que juega un Mundial seguido bajo el gobierno de Pékerman, está cerca de igualar la mejor actuación en una Copa Mundo con su presencia en cuartos de final hace cuatro años en Brasil.  
El saldo de Colombia en el Mundial de Rusia es la elaboración del juego.  Se depende de la bota quirúrgica de Quintero y las pequeñas sociedades no aparecen.


Después de la sólida victoria ante Polonia, Senegal obligó a sacar otra faceta de Colombia para arroparse y sufrir. Ausente para hilvanar las jugadas el poderío de Mina es un salvavidas que obliga a dudar si alcanzará para el objetivo de llegar lo más lejos en la Copa Mundo.

Si hay algo que se le pide a Pékerman es que encuentre esencias para hacer de Colombia un equipo destapado para enamorar desde la fragancia que permite ver la pelota y el control del juego.  Tiene aromas para construirlo: la motivación de los jugadores.

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