“La confianza”
de Fabiola Zuluaga

Por NILSON ROMO MENDOZA

“Estoy esperándote desde las 10:30 de la mañana”.
El reclamo seguro, algo imponente de Fabiola Zuluaga, me hizo sentir, de entrada, el secreto de su éxito: una puntualidad y disciplina que ralla en lo militar.
Pareciera que fuera una marca, pero es el rigor que la mantiene ubicada, centrada en sus objetivos. No sólo como la mejor tenista de Colombia del momento, sino con la ambición de superar los logros conquistados después de seis años en el circuito femenino de la Women’ s Tennis Association (WTA).
-“Te esperé en la cancha. E incluso algo más de lo acostumbrado” insiste Fabiola, allí en la piscina del Hotel Las Américas, con el mediodía encima y el sol desparramándose con furia.
-“Lo ideal era hablar en las canchas con el uniforme, practicando. Si no te demoras podemos dialogar”.
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Con escasos siete años de edad, Fabiola Zuluaga se aferró a una raqueta para programar su futuro. Un porvenir que empezó a despejar las precoces dudas que nacen con el mismo vigor de un deportista talentoso.
A los diez años captó la atención del país tenístico al ganar el campeonato nacional sub 10.
Un año más tarde decidió, con su familia reorientar los destinos de la pequeña Fabiola. La decisión fue cambiar su Cúcuta natal por la fría Bogotá, todo por amor al tenis. La Academia Colombiana fue su segundo hogar. Allí moldeó su obediencia al esfuerzo, a las jornadas agotadoras de golpear y golpear la bola, y a las incesantes jornadas de 12 horas de entrenamiento.
El premio al sacrificio de abandonar el calor de casa se plasmó en los títulos nacionales sub 12 y sub 14 años. Al tocar la primavera de su adolescencia firmó contrato con la firma estadounidense International Management Group. Fue el tiquete de entrada a la prestigiosa academia de tenis del mundo, la Nick Bolletieri. Después de doce meses de convivencia y estudios, perdió su motivación al sentir que su calidad no era valorada dentro de un selecto grupo de futuras promesas del tenis. Pero como el destino la llamaba para el tenis, la organización Colsánitas, que en 1995 iniciaba la formación de un equipo propio, no dudó en seleccionarla para integrar su proyecto. A partir de esa época, Fabiola es miembro del equipo Colsánitas, conformado en el presente por 27 niños y niñas entre los 11 y los 20 años de edad que sueñan con llegar a ser miembros del top ten del circuito profesional. Con la organización deportiva Fabiola ha escrito la historia del tenis femenino a su manera. Hoy es la mejor de todos los tiempos en Colombia.
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Al menos a primera vista no advertí en la deportista de 22 años de edad, nada que me llevara a pensar en una predisposición, que puede emanar a veces por incumplimiento y que llega a su interlocutor como un perfumen o un bofetón. Todo lo contrario, mantuvo la serenidad y musitó, a su mejor estilo, el diálogo con algo de timidez por no encontrarse vestida para la ocasión.
Con un vestido de baño de dos piezas, de color verde luminoso, la tenista se mantuvo en la piscina sumergida hasta el cuello. Y siempre a su lado, con el celo de un guardaespaldas, Alejandro Pedraza, su entrenador.
Fabiola está en la etapa de preparación antes de iniciar la temporada 2003, que inicia el próximo 30 de diciembre.
Cartagena, por primera vez, fue elegida por el equipo Colsánitas para desarrollar la etapa final de los entrenamientos físicos y toda la etapa técnica.
“Por condiciones climáticas, su ambiente, temperatura, el grado de humedad es parecido a Melbourne, la sede del torneo. Además es muy rico estar en Cartagena y es una forma de hacer patria, dejando la platita para apoyar el turismo”, explica Fabiola mientras degusta varias torrejas de mango.
- Además de la etapa de preparación técnica y física ¿qué aspectos concretamente se persiguen?
- La preparación es muy dura y fuerte. Lo que buscamos es jugar mucho. Quiero recuperar el nivel que tuve antes de la lesión. Tener situaciones reales de partidos.
¿Qué situaciones concretamente?
- Velocidad, reacción, puntos... Esto se combina con los torneos que jugaremos en diciembre en Estados Unidos y los torneos de Canberra y Hobart, Australia que jugaré a partir del 7 de enero del próximo año, antes del Abierto de Australia.
Lo que diga, lo que haga y piense Fabiola Zuluaga será un referente para el tenis nacional.
Enfatiza mucho sobre la lesión del hombro que sufrió en agosto de 2000 cuando el manguito rotador de su hombro derecho se fracturó. Pero lo hace más, para dejar claro que no será la primera excusa después de un mal torneo.
“Me siento bien con mucha confianza. Eso es evidente en cómo estoy sacando (80 millas por hora). Tengo que mejorar más en el servicio de devolución”.
El Abierto de Australia tendrá a la cucuteña en su cuadro principal por segunda ocasión.
En 2000 fue su debut y llegó a segunda ronda. Avanzó al vencer en su primer juego a la 22 del mundo, la francesa Nathalie Dechy.
-¿Cómo proyecta su segunda participación en el Abierto de Australia y toda la temporada?
- Todo depende de muchas cosas, de cómo esté para el primer juego, de cómo se encuentre el día... Las primeras rondas pueden ser fáciles pero hoy cualquiera puede ganar porque el nivel ha mejorado en todo el mundo. Mi intención es jugar la mayor cantidad de partidos. Lo que viene dependerá de los resultados porque después vendrá la Copa Federación y la Copa Colsánitas.
-¿Se puede interpretar la dureza de los torneos de Grand Slam por el nivel que tienen tenistas como las hermanas Williams?
“El tenis femenino ha evolucionado en los últimos cuatro años. Hoy es pura fuerza es muy potente.
¿Cómo evalúas la temporada 2002?
“Súper bien para venir de una lesión. Gané partidos ante rivales grandes e igual perdí muy estrechamente ante rivales bien ubicadas en el ranking”.
¿Y en seis años en el circuito?
“Bastante mejor después de arrancar como 300 y hoy estar entre las mejores 76 es satisfactorio”
¿Cuál el es su mejor golpe?
“El derecho pero quienes me han visto jugar dicen que el revés”.
¿Dónde crees que juegas mejor: en cancha de polvo de ladrillo o cancha dura?
-Estoy más cómoda en polvo de ladrillo pero mi juego se ha adecuado más a la superficie dura.

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